X (antes Twitter) todavía ofrece ciertas ventajas para empresas: una base de usuarios enorme, alcance global y acceso inmediato a noticias y tendencias. Figuras públicas, periodistas y celebridades siguen utilizándolo como su canal principal de comunicación, y la plataforma sigue siendo rentable para quienes buscan monetizar o hacer publicidad.

Sin embargo, estas ventajas no vienen sin costo. X ha dejado claro que la ética no es una prioridad. Para empresas que no cuestionan los modelos dominantes, puede tener sentido quedarse. Pero para quienes valoran principios como la transparencia, la equidad y la responsabilidad digital, es hora de explorar otras alternativas. Y una de ellas es Bluesky.

Bluesky está construyendo una red más descentralizada. A diferencia de X, donde todas las decisiones están concentradas en una sola empresa, Bluesky busca empoderar a la comunidad. Los usuarios tienen mayor control sobre sus datos, sobre cómo se filtra la información y cómo se modera el contenido.

Esto contrasta fuertemente con lo que ha ocurrido en X en los últimos años: una moderación errática, incremento de contenido tóxico, desinformación creciente y una cultura cada vez más hostil. La gestión actual bajo Elon Musk ha profundizado estos problemas. Musk, además de ser la figura central de la plataforma, ha promovido una visión tecnocrática del futuro donde la inteligencia artificial, los algoritmos y la libertad de expresión sin límites reemplazan cualquier marco ético o regulatorio. Bajo su liderazgo, X ha pasado de ser una red social global a un experimento ideológico impulsado por intereses empresariales y visiones personales sobre el poder y la tecnología.

En contraste, Bluesky apuesta por una moderación comunitaria y una experiencia más humana. No está (todavía) saturada de anuncios ni presionada por modelos de suscripción agresivos. Es un espacio más limpio, más abierto, y sobre todo, más coherente con los valores que muchos queremos ver en el entorno digital.

También hay un aspecto estratégico: Bluesky aún está en una etapa formativa. Esto significa que las personas y organizaciones que se suman ahora pueden ayudar a moldear su cultura y funcionamiento. No se trata solo de cambiar de plataforma, sino de construir desde cero algo diferente.

En Bethics nunca nos sentimos cómodos en Twitter/X. Bluesky representa una oportunidad de reconectar con una visión ética de lo digital. Puede que suene idealista, pero preferimos apostar por una red menos tóxica, menos manipulada por intereses personales y menos diseñada para amplificar la polarización. Si hay una alternativa posible, vale la pena intentarlo.

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Adaptado de https://bethics.com/going-to-bluesky/, publicado el 1 de diciembre de 2024.


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