¿Quién Sostiene lo que Nos Sostiene?
Cada día, miles de organizaciones en México trabajan en silencio para apoyar a quienes el sistema público deja de lado. Según el Registro Federal de Organizaciones de la Sociedad Civil, existen más de 43,000 OSC, que en 2022 recaudaron más de 54 mil millones de pesos en donativos. Estas cifras representan programas de alimentación, educación, salud y defensa de derechos para comunidades vulnerables.
Sin embargo, su existencia está en riesgo. Cambios fiscales y recortes al presupuesto público han reducido drásticamente su margen de operación. De los 54 mil millones recaudados, solo el 7% provino del sector público; el resto depende de fundaciones, empresas y donaciones de personas. Esta dependencia las hace vulnerables a crisis económicas y cambios en prioridades corporativas.
Menos recursos significan menos programas y menos protección para quienes más lo necesitan. El endeudamiento aprobado para 2024 —5.4% del PIB— también limita la disponibilidad de recursos futuros, afectando derechos como salud, educación y seguridad.
Además, las políticas actuales están llevando a la sociedad civil hacia una situación que recuerda a la larga hegemonía del PRI: la creencia de que el Estado es suficiente para representar a la ciudadanía y que no se necesita otra forma de organización social. Esto debilita la democracia, al limitar la capacidad de las personas de organizarse sobre los temas que les preocupan y al silenciar voces críticas que podrían cuestionar abusos de poder o visibilizar a grupos históricamente subrepresentados. La debilitación de estas organizaciones no solo reduce servicios y programas, sino que también erosiona la pluralidad y el contrapeso que son fundamentales en cualquier sociedad democrática.
Este es un fenómeno global: en muchos países, la sociedad civil enfrenta recortes, restricciones legales y campañas de desprestigio (por ejemplo, puedes ver un listado detallado de países que limitan la acción de las OSC en el artículo “The Quiet Collapse of Civil Society” en bethics.com). Sin ella, la democracia se debilita y la solidaridad se vuelve más difícil de sostener.
¿Qué podemos hacer? Pequeñas acciones cuentan: donar a organizaciones de confianza, apoyar sus campañas y difundir la importancia de su trabajo. Cada gesto ayuda a mantener viva la labor que, de otra forma, podría desaparecer silenciosamente.
La sociedad civil no es un lujo: es la base que sostiene nuestro tejido social. Apoyarla es cuidar de todos, especialmente en tiempos donde los recortes presupuestales y la centralización del poder amenazan su continuidad y el bienestar de nuestras comunidades.
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