En diciembre de 2024, un panel de resolución de disputas falló a favor de Estados Unidos en su conflicto con México por las importaciones de maíz genéticamente modificado (maíz transgénico). El panel determinó que las restricciones de México al maíz transgénico violaban el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y exhortó a México a alinear sus políticas con el acuerdo en un plazo de 45 días.
La disputa comenzó en 2020, cuando México anunció planes para eliminar gradualmente las importaciones de maíz transgénico para finales de 2024. Las tensiones aumentaron en febrero de 2023, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto que prohibía el uso de maíz transgénico en tortillas y masa para tortillas. En respuesta, Estados Unidos inició un proceso formal de resolución de controversias, argumentando que la prohibición carecía de justificación científica y violaba el T-MEC.

Mientras que Estados Unidos celebró la decisión como una victoria, México expresó su desacuerdo con el fallo, citando preocupaciones sobre la protección del medio ambiente, las variedades de maíz nativo y la biodiversidad. No obstante, las autoridades mexicanas se comprometieron a acatar las recomendaciones del panel.
Según el T-MEC, las decisiones comerciales deben basarse en evidencia científica, y Estados Unidos argumentó que las políticas de México violaban disposiciones relacionadas con medidas sanitarias y fitosanitarias, acceso a mercados y trato nacional. Específicamente, las medidas sanitarias y fitosanitarias son regulaciones diseñadas para proteger la salud humana, animal y vegetal contra plagas, enfermedades y contaminantes. Estados Unidos sostuvo que la prohibición de México sobre el maíz transgénico no estaba sustentada científicamente y podía considerarse una barrera comercial injustificada bajo las disposiciones de medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) del T-MEC.
Esto sugiere que las políticas comerciales deberían basarse en la ausencia de evidencia científica más que en la historia, las prácticas y las tradiciones humanas. Aunque el impacto del maíz transgénico en la biodiversidad y en las variedades de maíz nativo sigue siendo incierto, se justifica la cautela. El argumento de que algo no está “basado en la ciencia” debería aplicarse por igual a favor y en contra del uso del maíz transgénico.
El fallo tiene importantes implicaciones económicas. México es el mayor importador de maíz estadounidense, con 5 000 millones de dólares en exportaciones en 2023. La decisión garantiza el acceso continuo al mercado para los productores de maíz de Estados Unidos, subrayando la creciente tensión entre los acuerdos comerciales y las políticas ambientales y de otro tipo a nivel nacional.
Sin embargo, el T-MEC y su predecesor, el TLCAN, se enfocan principalmente en los intereses económicos más que en la salud o la biodiversidad. La implementación del TLCAN en 1994 tuvo efectos negativos en la salud pública de México, contribuyendo al aumento de los índices de obesidad. Entre 1990 y 2016, las tasas de obesidad casi se triplicaron, coincidiendo con la mayor disponibilidad de alimentos procesados y bebidas azucaradas, lo que interrumpió las dietas tradicionales y las prácticas agrícolas.
Este fallo refleja los posibles riesgos del maíz transgénico para los consumidores. En México, los productos que contienen organismos genéticamente modificados deben llevar la etiqueta “Contiene Organismos Genéticamente Modificados”. Sin embargo, hacer cumplir el etiquetado es complicado en mercados y pequeños comercios. Por ejemplo, las tortillas elaboradas en una tortillería tradicional no están sujetas al etiquetado de OGM a menos que se envasen para su venta al por menor.
Abordar este tema requiere un enfoque más amplio sobre los sistemas alimentarios y las políticas de salud. En particular, México necesita apoyar a sus campesinos, que suelen practicar métodos más sostenibles con el medio ambiente, proteger las variedades de maíz nativo y atender las preocupaciones sobre la biodiversidad. La dependencia del fallo en las medidas sanitarias y fitosanitarias, el acceso a mercados y el trato nacional parece centrarse más en proteger prácticas de mercado injustas. Como se señala en el artículo Nadar contra la corriente, desde la firma del TLCAN en 1994 México ha experimentado una disminución drástica en su capacidad de producir sus propios alimentos. Estados Unidos ha exportado productos a precios por debajo de su costo de producción, ganando acceso al mercado mediante el TLCAN y posteriormente el T-MEC de manera que perjudica injustamente a los agricultores mexicanos. En este contexto, el fallo resulta un insulto para México.
Esta publicación ha sido traducida de https://bethics.com/gm-corn-dispute/, publicada originalmente el 2 de enero de 2025.
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